Cómo planear un viaje (y no perder la cabeza en el intento)

Viajar es una de las actividades más fascinantes y de las que mayor impacto ha tenido en la humanidad a través de los tiempos. Hoy en día, el acto de viajar ha adoptado distintos enfoques: desde el turismo recreativo hasta el enriquecimiento cultural, la búsqueda de experiencias gastronómicas, la fotografía, la investigación o incluso el trabajo. Sin embargo, más allá de sus variaciones actuales, viajar se mantiene, en esencia, como el acto de desplazarse a otro sitio para encontrar lo inesperado.

Cabe decir, que ya sea que viajemos solos, con amigos, familia, pareja o de manera grupal, viajar es un proceso que nos transforma, nos desafía y nos abre a nuevas perspectivas, culturas y experiencias. Cada viaje, sin importar su propósito, tiene el potencial de ser una travesía interior, un descubrimiento personal que enriquece nuestra forma de ver el mundo y de entendernos a nosotros mismos.

Aventurarse a nuevos destinos, conocer nuevas culturas o disfrutar de la tranquilidad de una playa, supone planeación y detalle que en muchas de las ocasiones puede causarnos algún dolor de cabeza. Este proceso se convierte en mucho más que una serie de pasos logísticos: es un proceso de conexión con el destino, una preparación para la inmersión en algo nuevo y sobre todo es el momento donde se tejen sueños, se proyectan aventuras, y se imagina lo que está por venir. Así que, si estás listo para emprender tu propia travesía, aquí tienes algunos consejos para planear tu viaje sin perder la cabeza en el intento.

1. Define tu destino

Todo viaje comienza con una intención u objetivo: un paisaje que viste en una fotografía, una recomendación de un amigo, un reel de Instagram, un viaje de trabajo con tiempos libres, o simplemente el deseo de desconectarse de la rutina. El propósito de tu viaje determinará no solo el lugar, sino también el tipo de experiencias que encontrarás.

Al final, preguntarse lo siguiente es fundamental al momento de planear y elegir un destino: ¿Qué buscamos al viajar? ¿cultura, naturaleza, aventura o descanso? Como un poeta que elige sus palabras cuidadosamente, el propósito de tu viaje hará que cada paso tenga significado. En razón de tu elección, de tu objetivo y de tu intención, es que podrás elaborar tu itinerario acorde a tus necesidades el momento. Incluso si quieres visitar un lugar en el que ya hayas estado, recuerda que todo cambia y quien visita el lugar es otra versión de ti.

Tip práctico: Investiga las características de tu destino planeado: clima, cultura, idioma, y las actividades disponibles en cada temporada. Así podrás ajustar tus expectativas, evitar sorpresas y ajustar tiempos.

2. Crea tu ruta de viaje

Un buen itinerario puede llegar a ser como un mapa del tesoro: te guiará hasta tu destino y en el camino habrá tiempo para otras aventuras, resultando en el encuentro con ese deseo anhelado. Sin embargo, también un mal itinerario puede generar una perspectiva errónea del lugar que visitamos, además de generar malestar y frustración. ¿cómo entonces elaborar o planear un buen itinerario?

Tu itinerario debe ser una mezcla entre lo que planeas ver, lo que estarás dispuesto a descubrir, y por qué no, lo que siempre habías soñado y no habías podido hacer. Definir las actividades y el itinerario es entonces como trazar la narrativa de tu viaje: ¿qué momentos quieres recordar al final? ¿Qué historia quieres tener para ti? ¿Cuánto tiempo dedicaré a conocer este sitio? Diseñar un plan equilibrado entre lo que quieres hacer y el tiempo disponible puede marcar la diferencia entre quedar fascinados y tener el viaje de la vida, o pasarla mal fuera de casa.

Es importante que dividas tu viaje en momentos: mañanas para explorar, tardes para relajarte y noches para disfrutar la vida local. Sin embargo, ten en cuenta que, en muchas ocasiones, los momentos más memorables son aquellos que no siempre se apegan a un horario o plan rígido. Da espacio para lo inesperado. “No todos los que vagan están perdidos”, decía Tolkien, y es cierto: a veces lo más interesante de un viaje es lo que no habías planeado.

Por otra parte, es importante que no intentes abarcarlo todo de golpe, sino más bien céntrate en momentos significativos que se alineen con tus intereses y energía.

Tip práctico: Usa herramientas como Google Maps, TripAdvisor, Civitatis, Instagram, blogs de viaje o apps específicas para planificar rutas y horarios. Recuerda siempre incluir tiempos de traslado y márgenes para imprevistos.

3. Presupuesto: ¿Cuánto cuesta viajar?

Hablar de dinero es un paso fundamental para que un viaje se lleve a cabo y no se convierta en un dolor de cabeza. Ya sea con limitaciones presupuestales o con una solvencia amplia, la aventura siempre es posible con creatividad y organización.

Divide tus gastos en categorías: transporte, alojamiento, alimentación, actividades, museos, etc., y asigna un presupuesto a cada uno. Prioriza lo básico: ¿dónde dormiré y qué tan cómodo quiero estar? ¿Qué experiencia gastronómica busco? ¿sabores cotidianos al estilo street food o conocer lo mejor en el restaurante top? ¿cómo llegaré a cierto sitio y qué más puedo hacer en esta ciudad?

Todo cuenta y puedes equilibrar tus gastos a partir de cómo quieras vivir tu viaje. Considera que si viajas al extranjero deberás avisar a tu banco para evitar que bloqueen tu tarjeta y afecte tus planes, además de contemplar gastos inesperados como propinas, souvenirs, servicios médicos o prever un fondo para imprevistos.

Tip práctico: Utiliza herramientas como hojas de cálculo o apps de gestión de gastos para organizar tus finanzas antes y durante el viaje. Busca recomendaciones de tu destino específico, ya sea en Instagram, YouTube, Tik tok o con amigos que ya hayan visitado el lugar al que viajarás. También considera en tus gastos el tipo de cambio y comisión en la moneda local.

4. Requisitos de viaje: documentos, visados y más

Viajar puede implicar cumplir ciertos requisitos, incluso si es al interior de tu propio país: comprar tickets de entrada, pagar algún impuesto, tener una identificación vigente, etc. Los requisitos aumentan si tu destino es a otro país: pasaporte vigente, visas, comprobantes bancarios, números de reserva, tickets de bus, avión, etc. Siempre es esencial verificar cada aspecto para evitar contratiempos o incluso que puedan negarte la entrada a un destino.

Aunque pueda parecer una parte del proceso algo tediosa, cumplir con estos requisitos asegura que tu viaje comience con el pie derecho, sin complicaciones en aduanas ni imprevistos legales.

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Consulta sitios web oficiales de embajadas y organismos de turismo para conocer los requisitos específicos. Ten copias digitales y físicas de todos tus documentos importantes, y guarda una copia en la nube.

5. Dale double check a tu ruta

Muy probablemente te preguntes ¿por qué debo crear de nuevo mi itinerario de viaje si ya elegí el destino y las actividades? Suele suceder que al momento de planear un viaje elegimos las experiencias, el alojamiento, los días de estancia, pero no cuadramos o nos aseguramos de que los tiempos y modos de traslado coincidan. Desde elegir vuelos y hoteles hasta planificar cómo te moverás en el destino requiere paciencia. Puede parecer muy obvio, pero tener el tiempo suficiente para hacer una conexión, para llegar de una ciudad a otra y tomar un tour, calcular tiempos de tráfico, saber qué días hay carnaval o festividades y pueden poner de cabeza una ciudad, etc. Es importante tener todo ello en cuenta para prever contratiempos o hasta pérdidas de transporte. Considera también factores como ubicaciones céntricas para ahorrar tiempo y dinero en transportes locales. Investiga las zonas más seguras o prácticas del lugar que visitas; revisa los noticiarios y anticipa protestas, climas cambiantes o nuevas restricciones de entrada o salida que puedan cambiar tu itinerario. Recuerda que cada detalle de la logística influye en la experiencia general del viaje.

Tip práctico: Usa plataformas como Booking, Google flights, Skyscanner o Rome2Rio o las empresas locales de transporte y alojamiento para optimizar tu logística y actividades. Verifica siempre las políticas de cancelación en caso de cambios inesperados. También ten presente un plan B en tu ruta por si el Plan A se ve afectado por algún incidente.

6. Viajar con lo necesario

Si bien este paso es mucho más cercano a la fecha de viaje –a veces 1 noche antes–, planear qué llevar puede ser un arte en sí mismo. Hay quien viaja con solo su maleta de mano, y también existe quien viaja con su equipaje de 25 kg para 3 días de viaje a la montaña. Es importante que, al elegir el destino y tu logística, preveas cuánto puedes o quieres llevar en tu día a día. Antoine de Saint-Exupéry, el autor de “El principito”, nos recuerda que “la perfección se alcanza no cuando no hay más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar”. Llevar lo esencial hará que los traslados sean más fáciles y te permitirá concentrarte en disfrutar en cada sitio. Lo mismo si no queremos pagar documentación en un vuelo o si vamos a subir una montaña y cargaremos con todo el peso.
No olvides el impacto de los pequeños detalles en tu equipaje: lleva adaptadores de corriente, un botiquín básico, una botella de agua reutilizable o incluso un pequeño cuaderno, todo ello puede marcar la diferencia. Además, considera las costumbres locales: en algunos países, la ropa modesta es indispensable para visitar lugares religiosos: no será la misma vestimenta para visitar algunos templos en Tailandia que para visitar las playas del caribe, avistar gorilas en Uganda o adentrarse en la Patagonia Argentina. Considera el clima, la cultura, las actividades previstas, pero también deja espacio para algún imprevisto o compra local. No subestimes la importancia de un buen par de zapatos cómodos (sobre todo si piensas conocer tu destino caminando).

Tip práctico: Usa listas para asegurarte de no olvidar lo esencial. Intenta llevar siempre un cambio de ropa y artículos básicos en tu equipaje de mano, por si se pierde en un vuelo o se olvida en algún lugar. Revisa antes de tu viaje el pronóstico del clima y verifica con tu guías o tours si es necesario ropa especial.

7. Disfruta el proceso

No olvidemos que la planeación es también una parte del viaje mismo. Cada elección y cada ajuste forman parte de la experiencia. Tu viaje comienza desde que lo piensas por primera vez: visualiza tu camino como un todo, desde los nervios de los preparativos hasta las historias que contarás al regresar. En este sentido, no pierdas de vista lo más valioso de viajar: las experiencias y las emociones que despiertan. Toda tu planeación, el viaje en sí mismo, no se trata solo de llegar a un lugar, sino de todo lo que ocurre en el camino. Además, el acto de viajar –y planear– puede ser una experiencia introspectiva. Mantente presente en cada momento, observa con curiosidad y deja que el entorno te inspire. Llevar un diario de viaje –y planeación– puede ayudarte a capturar estos instantes, tanto los grandes como los pequeños. Al final, viajar nos ofrece una nueva perspectiva, no solo del mundo, sino también de nosotros mismos.

Tip práctico: Relájate. No intentes controlar cada detalle. Los imprevistos son inevitables, pero también suelen ser las mejores anécdotas.


¡Buen viaje, aventurero!

Como dijo el filósofo y poeta Ralph Waldo Emerson: “La vida es un viaje, no un destino”. La planeación puede ser el primer paso para construir recuerdos inolvidables, pero lo más importante es estar dispuesto a disfrutar cada momento. PD. Si al final la planeación, por más que lo intentes, no es lo tuyo, o tal vez tengas demasiado con tu trabajo y actividades cotidianas, no te preocupes, siempre hay profesionales que pueden apoyarte a cumplir ese sueño de conocer Machu Picchu, hacer un roadtrip por Islandia, ir de Safari a Tanzania o vivir las costumbres del Sudeste Asiático. Aquí en Zondela, podemos apoyarte.
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